Al producir miedo en las personas, las películas de terror contribuyen al aumento de la proteína de coagulación.
El factor coagulante VIII fue el único que se vio alterado mientras se miraban las películas, pues los valores de las otras proteínas encargadas de formar coágulos se mantuvieron estables.
El factor coagulante VIII fue el único que se vio alterado mientras se miraban las películas, pues los valores de las otras proteínas encargadas de formar coágulos se mantuvieron estables. Foto: Kenneth Lu.
Cuando miramos una película de terror, el escalofrío que se produce en nuestro cuerpo ayuda a aumentar el factor VIII de coagulación, también llamado factor anti-hemofílico A. Este es una glucoproteína que actúa en el proceso de regulación y modulación de la cascada sanguínea.
Expertos de los Países Bajos se han dedicado a estudiar la veracidad en el término “escalofriante”, es decir, qué tan real es la relación entre el miedo y el frío que este produce en la sangre. Este estudio, publicado por la revista BMJ, concluye que los resultados representan una ventaja evolutiva pues el cuerpo está más preparado ante la pérdida de sangre.
El experimento consistió en someter a 14 personas a mirar una película de terror y luego una educativa, y a 10 personas a hacer lo mismo pero en orden contrario. En total, 24 voluntarios participaron en la investigación, entre ellos estudiantes, ex alumnos y empleados del Centro Médico de la Universidad de Leiden.
Todos los participantes debieron ver películas de 90 minutos de duración, en el mismo momento del día, en un ambiente en el que se sintieran cómodos. Antes y después de cada reproducción, los científicos tomaron muestras de sangre. Además, los voluntarios calificaron el temor que experimentaron viendo cada película según una escala del cero al diez (de menor a mayor miedo).
La diferencia en los niveles del factor coagulante VIII fue mayor para la película de terror que para la educativa. Los niveles de esta proteína se incrementaron en un 57% de las personas estudiadas (12 participantes) mientras veían el filme de terror. El 43% restante disminuyó los niveles.
Mientras miraban la película educativa, los niveles del factor coagulante VIII se redujeron en 18 personas, que serían un 86% de la muestra. Por el contrario, tan solo tres personas aumentaron sus valores.
El factor coagulante VIII fue el único que se vio alterado mientras se miraban las películas, pues los valores de las otras proteínas encargadas de formar coágulos se mantuvieron estables. Así, los expertos concluyeron que, al menos en adultos jóvenes y saludables, ver películas de terror está asociado con un aumento en el factor coagulante sanguíneo VIII sin conducir a la formación real de coágulos.
Fuente:www.lr21.com
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