martes, 14 de abril de 2015

Platiquemos sobre la disautonomía




Desde hace 10 años experimento un mar de sensaciones y síntomas que aparentemente no concuerdan con enfermedades comunes. Y después de varios diagnósticos fallidos, hace muy poco escuché la respuesta a todo: disautonomía. 



No te voy a hablar del término de manera científica, porque no soy especialista de la salud, sino una guerrera de una enfermedad poco conocida pero con muchas víctimas. Mi búsqueda ha sido ardua y por eso mismo te platico un poco de ella, para ayudarte a encontrar tus propias respuestas.¿Qué es la disautonomía?


La disautonomía es una discapacidad invisible, que no nos permite cumplir con funciones básicas diarias. 

Es una enfermedad que afecta al sistema nervioso autónomo, encargado del funcionamiento automático del cuerpo; en otras palabras, aquellas tareas que ni siquiera sabemos que existen hasta que FALLAN. 

Tareas del sistema nervioso autónomo 
Prácticamente todas: respiración, circulación, presión sanguínea, sudoración, digestión, temperatura, dilatación de ojos, funciones de órganos vitales como corazón, riñones, tiroides, entre otras, y funciones cognitivas o de comportamiento como la concentración, el habla, el estado de ánimo.

Yo lo traduzco de la siguiente forma: la disautonomía altera cualquier parte de nuestro cuerpo sin un patrón aparente y por eso es tan difícil llegar a su diagnóstico, ya que lo que falla no es el órgano o el elemento afectado en sí, sino la información que el sistema nervioso autónomo envía al cerebro para que éste funcione; es como si la parte dañada fuera la de los canales de comunicación y por eso es que las pruebas de laboratorio específicas salen correctas, así durante años, hasta que esta misma mala información hace que, efectivamente, el órgano falle.

Por ejemplo, si tenemos un foco nuevo trabajando correctamente pero el corto circuito está en el cableado eléctrico, hará que el foco parpadeé y encienda o se apague cuando no es debido, pero si revisamos el foco éste está bien, sin embargo, tras tanto descontrol llegará un momento en que el corto circuito funda el foco y entonces sí deje de funcionar.

Por otra parte, esta enfermedad trae muchos problemas ligados al estrés; es como si nuestro cuerpo estuviera en alerta constante ya que el sistema nervioso también se encarga de la respuesta huída activando así las funciones (de forma irregular igualmente) que nuestro cuerpo requiere para salir de situaciones de peligro.
Por el fallo en los transmisores, diferenciar las situaciones de riesgo es casi imposible, da lo mismo si es un tumulto en la fila del banco o un accidente grave. ¿Y qué pasa entonces? Nuestro cuerpo se prepara para la supervivencia: pulso acelerado, sudoración, adrenalina elevada... 



Ahora el ejemplo sería como los autos, diseñados para manejarse a cierta velocidad pero aptos para alcanzar grandes velocidades y arranques repentinos de ser necesario, sin embargo si mantenemos un auto ordinario bajo esta aceleración llegará un punto en el que dejará de funcionar.

Como puedes ver, padecer disautonomía es muy complicado pero una vez que entiendes cómo funciona puedes comprender también muchas otras cosas, lo que te llevará a asociar tus propios síntomas, saber causas y probar tratamientos. 

¿Te sientes identificada?


Fuente:http://vivirsalud.imujer.com/


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