Los sofocos en la menopausia son muy molestos pero lo importante es que nos están avisando que nuestro cuerpo está en desequilibrio y necesita ayuda.
Síntomas
Aproximadamente el 80% de las mujeres antes del cese definitivo de la menstruación empiezan a experimentar sofocos y sudoraciones. Estos síntomas aumentan de intensidad cuando se produce la menopausia, es decir, el cese de la función ovárica.
Esta situación de sensación súbita de calor intenso en la cara, cuello y pecho, y episodios de sudoración y, a veces, aceleración del ritmo cardíaco puede mantenerse durante dos o tres años disminuyendo progresivamente hasta desaparecer por completo.
Causas de los sofocos en la menopausia
La causa de la aparición de los sofocos es compleja. Su aparición parece estar relacionada con las bruscas variaciones hormonales típicas de esta época. Existe un cambio de la función termorreguladora del hipotálamo como respuesta a la disminución de los estrógenos.
Esta glándula (el hipotálamo) situada en el cerebro se encarga de mantener la temperatura corporal constante por medio de la liberación de diferentes hormonas.
Si el cese de la menstruación es brusco (por extirpación de ovarios o por algún otro motivo externo) el cuerpo no tiene el tiempo necesario para adaptarse a la nueva situación hormonal apareciendo normalmente síntomas.
Si la menopausia aparece de forma natural normalmente los síntomas que se presentan son más leves, y en algunos casos, inexistente.
¿Se pueden evitar?
Para evitar, en la medida de lo posible, los síntomas de sofocos y sudoración, debemos prestar especial atención a la dieta y también tener en cuenta los beneficios de la fitoterapia.
Dieta ideal para los sofocos en la menopausia
Una óptima nutrición antes y durante la menopausia será esencial para que el cuerpo se regule automáticamente por sí mismo y mantenga las hormonas equilibradas. Los principales objetivos nutricionales que deberemos tener en cuenta son:
- Reducir el consumo de productos lácteos: deben consumirse de manera esporádica porque la poca digestibilidad de estos productos (en especial la leche) favorece la producción de toxinas y mucosidades en el organismo, impidiendo la correcta absorción de nutrientes vitales para el organismo. Buenas fuentes de calcio que no sean los lácteos las encontramos en: sésamo, verduras (como el brócoli), almendras, sardinas (con la espina)…
- Reducir el consumo de carne roja: porque favorecen la síntesis de prostaglandinas inflamatorias. Las carnes rojas empeoran la insuficiencia de estrógenos y al contener un alto nivel de fosfatos, aumentan el riesgo de pérdida de calcio de los huesos.
- Aumentar el consumo de derivados de la soja por su contenido en isoflavonas (propiedades fitoestrogénicas). Pero siempre mejor incluir el hábito de consumir tempeh más que tofu y evitar la leche de soja porque enfría mucho el organismo y favorece la producción de mucosidad. El tamari también se puede incluir para elaborar salsas.
- Consumir germinados de alfalfa y de brócoli: los germinados de alfalfa contienen genisteína (propiedades fitoestrogénicas que desempeña un papel positivo en la reducción de los sofocos) y puede ayudar a mejorar los síntomas de la menopausia. En el caso de los germinados de brócoli presentan activos como el indol-3-carbinol y sustancias azufradas que se ha demostrado que pueden promover el metabolismo estrogénico de las mujeres menopáusicas.
Otras recomendaciones nutricionales
Estos consejos son ideales para toda mujer que se acerque a la entrada de la menopausia o ya esté en esta época:
- Equilibrar la concentración de azúcar en sangre reduciendo el consumo de alimentos procesados, bebidas estimulantes y comiendo cantidades regulares de hidratos de carbono complejos y fruta fresca. De esta manera también ayudaremos a regular la ansiedad por comer dulce.
- No dejar mucho tiempo entre una comida y otra (no más de tres horas).
- Comer hidratos de carbono complejos como cereales integrales (arroz, pasta, mijo, avena, pan, centeno, verduras, legumbre…).
- Evitar el té, el café y el alcohol (bebidas estimulantes) que contribuyen a incrementar la concentración de azúcar en sangre y privan al cuerpo de nutrientes vitales. Escoger infusiones, café de cereales y zumos de de hortalizas naturales.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio: algas, semillas de sésamo, frutos secos. Sobre todo es importante reducir el consumo de alimentos que roban el calcio y que no favorecen su correcta absorción: bebidas con gas, azúcares refinados ...
- Asegurar que la dieta presente suficientes ácidos grasos esenciales.
- Incrementar la fibra natural de la dieta
- No sustituir el azúcar por edulcorantes artificiales porque lo único que conseguimos es incorporar un producto químico en el cuerpo y no educamos el paladar porque el acostumbramos a sabores extremadamente dulces. Mejor sustituir el azúcar refinado para melazas de cereal.
Podemos beneficiarnos de los efectos terapéuticos que presenta la fitoterapia para disminuir los sofocos en la menopausia.
- Dong Quai (Angelica sinensis) es una planta muy eficaz.
- Salvia (Salvia officinalis): al contener compuestos fenólicos y flavonoides ejerce un efecto beneficioso en la eliminación de la sudoración y de los sofocos.
- Lúpulo: tiene prenilflavonoides con actividad fitoestrogénica.
- Trébol rojo (Trifolium pratense): presenta una fuente rica en fitoestrógenos favoreciendo la reducción de la frecuencia y severidad de los sofocos.
- Cimifuga racemosa: también es otro remedio utilizado para combatir los problemas de sofocos.
- Ñame Silvestre (Wild Yam): es muy rica en progesterona. Se suele dar cuando los anteriores remedios no funcionan ya que, a veces, el problema no es por falta de estrógenos sino por falta de progesterona.
- Vitex Agnus o Sauzgatillo: tiende a regular tanto los niveles de estrógenos como de progesterona.
Otras terapias
Por otro lado, las terapias como la acupuntura y la constancia en el ejercicio físico (andar, ir en bici, nadar) y prácticas como el Tai Chi o el yoga pueden mejorar los estadios de sudoraciones y calor.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente.
Fuente: http://www.enbuenasmanos.com/